Cuando una persona enfrenta un proceso judicial por deudas, sus bienes pueden ser embargados. Pero ¿qué pasa si el bien embargado no es del deudor? En Chile, existe una herramienta legal para evitar injusticias: la tercería.
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Este recurso permite que un tercero se oponga a un embargo que afecta su patrimonio. Y se manifiesta en dos formas distintas: la tercería de dominio y la tercería de posesión.
Distinción de cada tercería
Ambas figuras están reguladas en el Código de Procedimiento Civil y son esenciales para proteger los derechos de terceros.
La más conocida es la tercería de dominio.
Se utiliza cuando el tercero es el verdadero dueño del bien. Es decir, el tribunal ordena embargar algo creyendo que pertenece al deudor, pero en realidad pertenece a otra persona. Este tercero puede presentar documentos, como una factura o un contrato, para probar su propiedad. Si se acredita el dominio, el bien debe ser excluido del embargo.
Por otro lado, la tercería de posesión se basa en el uso legítimo del bien.
No se necesita ser el dueño formal, sino demostrar que se tiene el bien como propio. Por ejemplo, un arrendatario que posee electrodomésticos en su hogar puede defenderlos si son embargados por error. Solo necesita demostrar que los posee de forma pacífica, continua y con ánimo de dueño.
En muchos casos, los embargos se ejecutan rápidamente y afectan injustamente a personas que no tienen relación con la deuda original. Por eso, es clave conocer estas herramientas y actuar con rapidez.
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