En Chile, cuando una persona enfrenta un embargo por deudas, el miedo a perder sus bienes es real. Sin embargo, existe una herramienta legal poco conocida que puede marcar la diferencia: la tercería.
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Este recurso, regulado en los artículos 518 al 524 del Código de Procedimiento Civil, permite a un tercero —alguien distinto del deudor o del acreedor— reclamar la propiedad de bienes embargados que no le pertenecen al deudor.
¿Cuándo se justifica una tercería?
Imagina que vives con un familiar o pareja y en tu hogar se inicia un embargo por sus deudas. Los bienes pueden ser incautados, aun si son tuyos, salvo que logres demostrar su propiedad.
Aquí entra la tercería: una acción judicial presentada ante el mismo tribunal que conoce la causa ejecutiva, mediante la cual el tercero pide que se excluyan del embargo los bienes que acredita como propios.
La tercería de dominio es la más habitual en estos casos. Su objetivo es claro: proteger tus pertenencias de ser rematadas por deudas ajenas.
¿Cómo interponerla?
Para ejercerla, se deben acompañar pruebas concretas —boletas, facturas, contratos o transferencias— que acrediten que los bienes embargados pertenecen al tercero y no al deudor. El juez evaluará los antecedentes y decidirá si corresponde excluirlos del embargo.
Aunque el trámite puede parecer complejo, contar con asesoría legal especializada facilita el proceso. Es importante actuar con rapidez, ya que la tercería debe presentarse antes del remate judicial.
En resumen, la tercería es una herramienta eficaz dentro del sistema judicial chileno para defender tus bienes frente a embargos injustos. Conocer este derecho puede ser clave para proteger tu patrimonio y enfrentar con seguridad un proceso de cobranza.
Nuestro equipo de especialistas puede ayudarte a revisar tu caso y encontrar la mejor estrategia para que recuperes tu tranquilidad.