Un contrato a plazo fijo es un acuerdo laboral que tiene fecha de inicio y fecha de término. A diferencia del documento indefinido, este acuerdo de dos partes está pensado para relaciones laborales con tiempo limitado.
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Normativa que respalda en contrato a plazo fijo
La ley chilena lo regula con claridad. El artículo 159 N°4 del Código del Trabajo dice que termina cuando se cumple el plazo acordado. Y no puede durar para siempre: normalmente, tiene un tope de un año. Aunque si el trabajador es profesional o técnico titulado, el plazo puede ser de hasta dos años. Solo en ese caso.
Pero… ¿y si el trabajo continúa más allá del plazo?
- La ley tiene una respuesta muy clara. Si, vencido el plazo, el trabajador sigue trabajando y el empleador no dice nada, se presume que el contrato se vuelve indefinido.
- Lo mismo pasa si te renuevan el contrato por segunda vez. ¡Ojo con eso! Además, el contrato puede transformarse en indefinido si ambas partes lo acuerdan mediante un anexo. Así de simple.
¡Hola, contrato indefinido!
¿Y si el empleador se arrepiente y quiere terminar el contrato antes de tiempo?
Bueno, ahí hay consecuencias. Si despide antes del plazo, el trabajador puede exigir que le paguen el resto del sueldo que habría recibido hasta que terminara el contrato. Incluso puede demandar por daños y perjuicios si le causaron perjuicios económicos reales. Así que no es tan fácil cortar por lo sano.
Puntos a considerar
Ahora bien, ¿qué pasa si el contrato vence justo cuando el trabajador está con licencia médica? Se termina igual. La licencia no impide que se acabe el contrato si se cumple el plazo acordado.
Y un dato crucial: si una trabajadora con fuero maternal está contratada a plazo fijo, no se puede terminar su contrato así como así. El empleador necesita autorización judicial para hacerlo. De lo contrario, estaría violando la ley.
En resumen, el contrato a plazo fijo parece simple… pero tiene muchas reglas que cuidar.
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