Si estás lleno de deudas y no ves salida, declararse en bancarrota puede ser una alternativa real. En Chile, este proceso se conoce como liquidación voluntaria y está regulado por la Ley 20.720. Está pensado para personas naturales y pequeñas empresas que ya no pueden cumplir con sus obligaciones financieras.

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Lejos de ser un fracaso, la bancarrota puede ser un nuevo comienzo.

Es un procedimiento legal que busca terminar con las deudas de forma definitiva.

Comienza cuando el propio deudor presenta una solicitud ante el tribunal, entregando antecedentes como sus bienes, ingresos, deudas y acreedores. Si la solicitud es aceptada, se nombra un liquidador que será el encargado de vender los bienes embargables y distribuir el dinero entre los acreedores. Hay bienes que no se pueden tocar: como tus herramientas de trabajo, artículos personales y parte de tu sueldo. Eso te permite seguir adelante mientras el proceso se ejecuta.

Una vez que se dicta la resolución de liquidación, se suspenden los embargos y cobranzas. Además, los acreedores tienen 15 días para presentar sus créditos. El proceso puede durar varios meses, pero al final, todas las deudas quedan en cero. El deudor puede salir de DICOM y, con el tiempo, volver a acceder a créditos. Eso sí, durante un periodo, tendrá restricciones.

¿Cuándo es el momento indicado para declararse en bancarrota?

Declararse en quiebra no es rendirse

Es usar un recurso legal que protege a las personas sobreendeudadas.

Si crees que esta opción podría ayudarte, busca orientación. Porque estar sobreendeudado no es sinónimo de derrota. A veces, declararse en bancarrota es el primer paso para volver a respirar.

Nuestro equipo de especialistas puede ayudarte a revisar tu caso y encontrar la mejor estrategia para que recuperes tu tranquilidad.

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