En Chile, una demanda ejecutiva es el paso legal más drástico que puede enfrentar un deudor.

Es el momento en que la deuda deja de ser un simple problema financiero y se convierte en un asunto judicial. No se trata de una advertencia ni de una gestión de cobranza más: es el inicio de un proceso que puede terminar en el embargo de bienes o cuentas bancarias.

TE PODRÍA INTERESAR

¿Cuándo puede proceder la demanda ejecutiva?

Este tipo de demanda nace cuando el acreedor tiene un ‘título ejecutivo’. Es decir, un documento que acredita, sin necesidad de más pruebas, que existe una deuda exigible. Pueden ser letras de cambio, pagarés, cheques protestados o incluso sentencias judiciales previas. Con ese papel en la mano, el acreedor acude al tribunal para exigir el pago inmediato.

La operación en curso

Una vez presentada la demanda, el juez ordena el mandamiento de ejecución y embargo. Es un documento que autoriza al receptor judicial a notificar al deudor y, si no paga de inmediato, a embargar sus bienes. Desde ese instante, el tiempo corre en contra del demandado. Solo tiene un breve plazo —normalmente de cuatro días— para oponerse o intentar llegar a un acuerdo.

El proceso puede parecer frío, casi mecánico. Pero detrás de cada demanda ejecutiva hay historias reales: empresarios que no pudieron sostener su negocio, familias golpeadas por imprevistos, o personas que simplemente no sabían qué hacer ante la presión de las cobranzas.

Cuando la deuda llega a los tribunales la operación se transforma en una demanda ejecutiva

Por eso, entender qué es una demanda ejecutiva no solo es importante para los abogados. Es clave para cualquiera que tenga deudas o esté enfrentando una cobranza judicial. Con información, asesoría y acción rápida, aún es posible evitar el peor desenlace: perder lo que tanto costó construir.

Nuestro equipo de especialistas puede ayudarte a revisar tu caso y encontrar la mejor estrategia para que recuperes tu tranquilidad.

¡Escríbenos!