El receptor judicial es una figura clave en el sistema judicial chileno. Su trabajo, muchas veces poco visible para el público, es fundamental para que los procesos legales se desarrollen correctamente. Pero ¿quiénes son y qué hacen exactamente?
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El receptor judicial: Ministro de fe nombrado por la Corte de Apelaciones
Su función principal es practicar notificaciones, citaciones y embargos ordenados por los tribunales de justicia. En otras palabras, es quien lleva las decisiones del juez al terreno práctico.
Este profesional actúa como un intermediario entre la justicia y las personas involucradas en un juicio. Su labor garantiza que las resoluciones judiciales se cumplan de manera legal y transparente. Sin su participación, muchos procesos quedarían detenidos, ya que la notificación formal de las resoluciones es esencial para que corran los plazos legales.
Informa a las partes sobre resoluciones judiciales y ejecuta medidas como embargos o lanzamientos.
Para ser receptor judicial se requiere tener estudios de Derecho y cumplir con requisitos específicos establecidos por la ley. Además, deben mantener una conducta intachable y actuar siempre con imparcialidad. Los receptores son fiscalizados por la Corte de Apelaciones correspondiente, que supervisa su trabajo y puede sancionar irregularidades.
En el ámbito de las deudas, los receptores judiciales suelen intervenir en juicios ejecutivos o cobranzas judiciales. Son ellos quienes notifican a los deudores de las demandas o embargos, asegurando que el proceso se realice conforme a la ley. Su presencia da validez al procedimiento y resguarda los derechos de ambas partes.
Rol técnico, legal y humano
Es la cara visible de la justicia en el territorio, un eslabón esencial entre los tribunales y la ciudadanía. Sin ellos, la justicia no llegaría a la puerta de quienes deben conocerla.
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