En Chile, miles de deudores enfrentan la misma duda: ¿qué pasa si un tribunal ordena embargar, pero no existen bienes a nombre del demandado? La respuesta es más compleja de lo que parece.
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Sí, se puede dictar una orden de embargo aun cuando el deudor no tenga propiedades, vehículos o cuentas bancarias con fondos significativos. Esto ocurre porque el embargo es una medida judicial que busca asegurar el pago de la deuda, y no depende exclusivamente de la existencia previa de bienes inscritos.
Embargar algo que no existe
Cuando el receptor judicial llega al domicilio declarado y no encuentra bienes embargables, se deja constancia de la situación.
El embargo no se concreta, pero la deuda sigue viva. Nada se detiene. El acreedor mantiene la facultad de insistir, puede solicitar nuevas diligencias e intentar localizar bienes en otros domicilios. Puede pedir la retención de devoluciones de impuestos o solicitar el embargo de parte del sueldo cuando la ley lo permite. La ausencia de bienes materiales no elimina la responsabilidad financiera.
La situación se complica cuando el deudor vive con terceros. La ley presume que los bienes dentro del domicilio son del demandado, y esto puede generar conflictos. Para evitar que se embarguen objetos ajenos, existe la tercería de dominio. Es una herramienta legal que permite que un tercero demuestre la propiedad de los bienes y los saque del proceso. Sin embargo, requiere pruebas y trámite judicial, y no siempre es rápido.
Si un deudor no tiene bienes y enfrenta embargos reiterados, puede calificar para procedimientos de la Ley de Insolvencia. Es una alternativa real para quienes ya no pueden cumplir. Permite renegociar deudas o incluso liquidarlas bajo supervisión estatal.
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