Imagina que un día te despiertas, revisas tus cosas y, de la nada, te enteras de que podrían embargar tu auto, tu computador o incluso tu refrigerador… ¡por una deuda que no es tuya! Suena terrible, ¿verdad? Aquí es donde entra la tercería preventiva, un mecanismo legal que evita que te pasen este tipo de sustos.

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¿Cómo funciona una tercería preventiva?

Esta figura jurídica permite que una persona que no está involucrada en un juicio proteja sus bienes antes de que el tribunal decida embargarlos por error. Es como ponerle un candado gigante a tus cosas y decirle a la justicia:

«¡Alto ahí! Eso no es mío, ni se te ocurra tocarlo.»

Pero, ¿cómo se procede a optar a ella?

1. Primero, el dueño legítimo de los bienes debe demostrar con documentos que efectivamente le pertenecen. Facturas, escrituras o cualquier papel que respalde la propiedad serán clave para que el juez no caiga en la trampa del embargador.

2. Luego, se presenta un recurso en el tribunal donde se lleva el juicio, pidiendo que se respete la propiedad del tercero y no se le involucre en problemas ajenos.

3. Si todo va bien, el juez acepta la solicitud y bloquea cualquier intento de embargo sobre esos bienes.

La tercería preventiva es un escudo legal contra embargos injustos

¡Esto no es magia!

La tercería preventiva no anula deudas ni convierte a nadie en intocable, pero sí garantiza que los bienes de una persona no sean arrastrados a un problema que no le corresponde. Es, básicamente, un seguro legal contra injusticias financieras.

Así que si alguna vez escuchas que alguien enfrenta un embargo injusto, ya sabes qué decirle: «¿Y tu tercería preventiva, ah?». En este mundo lleno de trámites y letras chicas, conocer tus derechos es el mejor escudo.

Nuestro equipo de especialistas puede ayudarte a revisar tu caso y encontrar la mejor estrategia para que recuperes tu tranquilidad.

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